Citizen Kane, Gregg Toland

por Michelle Bossy Nicolai

La luz que se copia en un espejo nos devuelve a otro u otra, ese que es uno, pero al mismo tiempo no lo es. Esta imagen bidimensional, posibilita ese encuentro con el propio “doppelganger” o dobleandante. Ese que es igualito a uno, que es, pero no es uno mismo.

Varios espejos, varios otros, a la vez varios uno mismo. La observación del fenómeno plateado mutiplicado en un espacio que es uno y a la vez muchos planos, es travieso. Se mueve si nos movemos y si tratamos de fijarlo, solo logramos vernos fragmentados en este infinito continuo aparentemente sin profundidad.

En un laberinto de muchos espejos, la imagen se nos devuelve multiplicada, quebrada, se vuelve esquiva. Esta experiencia se respira como un viaje al infinito de una sucesión de alter egos que reconocemos pero no conocemos. Ellos, han permanecido ocultos a nosotros mismos, en la oscuridad de un punto ciego y de pronto lo vemos. Una vez que lo hacemos, no podemos dejar de observarlo.

La Dama de Shanghai, Rudolph Maté

París, Texas, Robby Müller

 

¿Quién está del otro lado de esa imagen que se devuelve antojadiza?

Se me viene a la mente el concepto de lo Ominoso o Siniestro según Freud. Así han interpretado “Unheimlich” que en alemán, si leemos literalmente la palabra, hace alusión a lo que no es hogareño. Heim significa hogar. Heimlich, lo íntimo, lo conocido o familiar. Unheimlich su contrario, se lo relaciona con lo desconocido, clandestino, incluso terrorífico. Se dice que aquí opera un mecanismo por el cual algo familiar se vuelve extraño. Una “inquietante extrañeza”, proceso en que lo conocido se torna extraño y lo extraño se torna conocido. Las dos cosas a la vez. Ambas realidades  operan al mismo tiempo en una especie de trizadura, como una fuga por la que se cuelan toda clase de temores inconscientes que hasta ahora no tenían representación física y que vemos a la luz de este extrañamiento en una copia reflejada.

Taxi Driver, Michael Chapman / El Conformista, Vittorio Storaro

La repetición. La magia de la repetición y su ritmo. La repetición de lo que fue, de lo que fue y después está siendo en el presente del cine, reproducible ad infinitum. Como en un eterno continuo -el espejo viene a ser como ese lugar no lugar- ese sitio sin espacio propio pues necesita del analogon para su existencia, para poder generarse.

La experiencia cinematográfica para mí es eso, es acercarse a  ese espacio y permitir la existencia de esa fisura. El cine como ese no lugar, laberinto esquivo. El espejo en el espejo. El espejo al interior de una cámara – concreta y simbólicamente – como perfecto representante de aquello que nos devuelve esta imagen bidimensional. Imagen en la que podemos ver ese fantasma que es igualito a uno, que es uno y al mismo tiempo no lo es. Ese espacio, donde como una alucinación pasajera, vivimos historias de otros y estructuras que muchas veces reprimimos y que sólo podemos regresar a nosotros mediante mecanismos de proyección. Técnicamente, la proyección de un filme sería un mecanismo de defensa. El cine como mecanismo de defensa, el arte cinematográfico como proyección de esa fisura, de ese laberinto y su luz.