por Alejo Crisóstomo, ACC

Las hijas es la opera prima de Kattia G. Zúñiga, cineasta costarricense-panameña radicada en Chile desde 2015. La historia está basada en una experiencia personal que vivió junto a su hermana cuando eran adolescentes y Kattia es además mi esposa, por lo que la experiencia de hacer esta película juntos ha sido, en muchos sentidos, un viaje muy especial para ambos. No es mi primer largometraje como director de fotografía pero sí la primera experiencia en la que me involucro desde muy temprano en el desarrollo, tiempo que me permitió navegar por distintas referencias y madurar la propuesta que quedó finalmente plasmada en pantalla. Pasaron nueve años desde que Kattia me compartió el primer tratamiento hasta su estreno mundial en el festival SXSW y estamos convencidos que este tiempo nos permitió lograr una película coherente y consistente en sus 80 minutos de duración.

Vacaciones de verano. Dos hermanas, Marina (17) y Luna (14), viajan de Costa Rica a Panamá para buscar a su papá ausente. Mientras lidian con roces que surgen entre ellas, encuentran el espacio para explorar sus deseos, nuevas amistades, amantes y skate, en un viaje hacia la emancipación en el que aprenderán la virtud de, simplemente, pasar el rato. Una historia íntima y tierna de hermandad en el trópico urbano, un retrato profundo de la colorida vida adolescente.

Mi primera exploración de referencias para la película fue en libros de fotografía fija. En ese tiempo daba clases en la Escuela de Cine de la Universidad Veritas en Costa Rica y en su maravillosa biblioteca encontré colecciones de fotografías que fueron dándome ideas de lo que podía ser la imagen de la película. Del trabajo de Nan Goldin me llamó la atención la naturalidad con la que registra escenas íntimas. Había claramente una relación de confianza entre la fotógrafa y las personas retratadas que permitía que la cámara fuera invisible. Esto sería esencial para nuestra película, pues el guion tenía escenas de sexo simulado e intimidad adolescente.

En el libro Uncommon Places de Stephen Shore encontré las primeras pistas de cómo podíamos ver Ciudad de Panamá. Su forma de retratar la cotidianidad podría parecerse a la mirada de nuestras hermanas en su viaje de verano. Lejos de la mirada turística del canal de Panamá y su casco histórico, los espacios retratados por Shore resultaron muy similares a los barrios de areas revertidas donde filmamos. Arquitectura y paisajismo gringo detenido en los años setentas, con mezclas de modernidad que le darían una atmósfera atemporal a nuestra película. 

De arriba a la derecha, fotografías de Nan Goldin, Stephen Shore, Olivia Arthur y Philip-Lorca di Corcia.

A Philip-Lorca di Corcia lo visito seguido, pero al ver la recopilación que editó el MOMA en Contemporaries: a Photography Series con Las hijas en mente, sus imágenes me invitaron sobretodo a abrazar el fuera de campo. A jugar con la posibilidad de que el espectador imagine lo que nuestras protagonistas ven, antes de develarlo. El recurso lo usamos seguido en la película, especialmente en escenas de la hermana menor. El propósito de Luna para embarcarse en el viaje no es claro desde el principio, pero su crecimiento a lo largo de la película es enorme y conmovedor.

Jeddah Diary es un registro maravilloso que hace Olivia Arthur de la cultura saudí, sobre un universo que usualmente está prohibido ver. Fue la primera entrada a retratos de mujeres adolescentes, puerta que se ensanchó cuando años después, descubrí el trabajo de Giulia Bersani. Ambas retratan la intimidad desde la óptica femenina y libre de sexualización que debía tener nuestra película.

Fotografías de  Giulia Bersani.

Al ser una historia autobiográfica, Kattia quería que la película tuviera elementos no realistas que la separaran de su propia vivencia y el mensaje que nos dio a Micaela Canales Barquero, directora de arte, y a mi, fue que quería que nuestra película tuviera un sello punk tropical. La idea nos empujó a crear entre los tres una propuesta visual que mezclara elementos de arte, vestuario y maquillaje, con filtros que usamos en cámara y luces.

Por experiencias de trabajo en las que he visto a Nacho Prieto y Sergio Armstrong, ACC usar filtros en cámara, decidimos con Kattia encontrar un filtro que le diera a la película un sello particular. Sabíamos que queríamos retratar la tropicalidad en tonos cálidos y encontramos que el Coral de 1/4 entregaba el nivel justo de color en esa dirección. 

 En cuanto a referencias cinematográficas, la película que nos empujó a llevar esta idea a su extremo fue La vida invisible de Eurídice Gusmão, colaboración entre Karim Aïnouz y la directora de fotografía Hélène Louvart, AFC. Si bien el melodrama que filmaron está muy alejado en tono al coming of age que estábamos por hacer, llegamos a la película por el retrato que hacen de la relación entre las hermanas. El uso del color y cómo empujaron su saturación, nos quitó cualquier miedo que podíamos tener.

Otra colaboración de Louvart que nos sirvió de referencia para algunos encuadres y bloqueo de personajes fue su trabajo con Alice Rohrwacher en la serie L’amica geniale. Y si bien Florida Project no fue una referencia directa, me topé con una entrevista a Alexis Zabé, ASC, AMC por su trabajo en la película, donde le preguntan sobre la decisión de mantener la cámara a la altura de los niños. Zabé contesta que independientemente de los protagonistas, a él le gusta poner la cámara en el chakra del plexo solar. Inspirados en esto, decidimos con Kattia que la historia de nuestra película tenía sentido contarla a la altura del chakra del corazón de nuestras protagonistas. Pablo Valladares, focus puller y primer AC, tenía marcado en el trípode las alturas del chakra de cada actriz y las respetamos en sus respectivos planos.

Gran parte del presupuesto de cámara se destinó a la óptica que usamos. Aportando nuestro cuerpo de Canon C500 y proponiendo un paquete humilde de iluminación, pudimos compensar el traslado de un set de vidrio antiguo rehauseado de Los Angeles a Panamá. Revisando materiales filmados con las maletas que el rental ofrecía, nos inclinamos por las que nos dieran flares cálidos, entre ellos los Canon K35 y los Kowa Cine Prominar. Estos últimos fueron los que estaban disponibles cuando filmamos y junto al filtro Coral, nos dieron la imagen que queríamos. En el primer día de rodaje, un día que programamos en estudio para hacer pruebas de cámara, arte y maquillaje, decidimos junto a Daniel Martinez y Roberto “Chile” Corrales, gaffer y grip de la película, la combinación de niveles de Straw y CTO que usaríamos en las luces. Las gelatinas se montaban incluso en los focos tungsteno, empujando la cálida naturalidad adolescente de las interpretaciones hacia el mundo levemente irreal y punk tropical que quería Kattia. 

Duante las semanas previas al rodaje y alternando con los tiempos de ensayos con elenco, visitamos cada locación junto a Kattia e hicimos un guion técnico con todos los planos de la película. En ese trabajo terminamos de amarrar los conceptos que dictaron los encuadres, entre ellos:

  • Los reflejos estarían presentes en varias escenas, aportando a la búsqueda de identidad en la que se embarcan las hermanas. 

 

  • Utilizaríamos las miradas hacia fuera de campo para develar paulatinamente las intenciones y sentimientos de nuestras protagonistas.
  • Si bien la cámara estaría siempre en trípode, se movería motivada por los movimientos de los personajes.
  • El foco estaría principalmente en ellas o en los personajes a los que ellas aceptaran en su espacio personal; en su plano focal.

 

  • La mayoría de la película sería encuadrada en 2.35:1, pero al final, cuando las hermanas se reúnen con el padre y logran una visión más madura del mundo, haríamos un corte invisible a 1.85:1. 

 

Con esta información creamos la Biblia de rodaje, una descripción de cada escena de la película con fotografías de los encuadres, plantas de cámara e imágenes de referencia. Si bien el documento pretendía ser una herramienta principalmente para foto y arte, resultó particularmente importante para el equipo de producción dirigido por Isabella Gálvez Peñafiel, quienes pudieron enfrentar cada día y locación sabiendo exactamente qué se vería y qué no. Por supuesto hubo cambios dentro de ese esquema, pero al estar preparados, pudimos reaccionar rápidamente cuando hubo que sortear eventualidades, como la de los aguaceros torrenciales que nos cayeron.

 

En marzo 2023 y pocos días después de su estreno en SXSW, Las hijas ganó la Biznaga de oro a la Mejor película iberoamericana del Festival de Málaga. Desde entonces ha participado en diversos festivales del mundo y ganado varios premios, entre ellos el Premio Hector Ríos, ACC a la mejor dirección de fotografía de la competencia de cine chileno de SANFIC, el Ícaro a la mejor dirección de fotografía del Ícaro Festival internacional de cine en Centro América y el Premio nacional de Costa Rica al equipo creativo de la película, donde reconocen el trabajo de las actrices Cala Rossel Campos y Ariana Chavez Gavilán, de la directora y directora de arte y del colorista de la película, Rafael Chinchilla.

Además de sus estrenos comerciales en Panamá y Costa Rica, la Red Salas de Cine de Chile programó la película en las diez y siete salas de cine esparcidas en el norte, centro y sur del territorio chileno. Actualmente la película sigue su recorrido de festivales, es parte de la programación a bordo de LATAM Play, está por estrenarse en TV abierta de Costa Rica y se proyecta su estreno en salas de España para el verano del hemisferio norte.

 

Datos técnicos:

Formatos: 2.35:1, 1.85:1, 9:16

Cámaras: Canon C500, iPhone X

Lentes: Kowa Cine Prominar

Equipo de fotografía:

Dirección de fotografía: Alejo Crisóstomo, ACC

Focus puller y Primer AC: Pablo Valladares

Segunda de cámara: Elisa Mislov

Gaffer: Daniel Martínez

Grip: Roberto “Chile” Corrales

Eléctrico: Alexis Spencer

Colorista: Rafael Chinchilla

VFX: Ana María Acevedo